lunes, 11 de enero de 2010

¿Dónde está mi mando?

Es curioso lo que me ocurre cuando voy a ver un partido en directo. Estoy tan acostumbrado a ver el fútbol por la tele, que cuando voy a un estadio echo en falta que me retransmitan lo que está pasando. Durante los primeros minutos me siento raro oyendo sólo el sonido ambiente. Y extraño todavía más no tener una pantalla donde ver la repetición de los goles. Cuando estás allí, las cosas pasan una vez, y si estabas distraido o mirando hacia otro lado, puede que te pierdas un golazo o un regate increíble. Por suerte, los dos goles del Madrid de ayer los vi, pero me quedé con las ganas de verlos otra vez desde diez ángulos distintos y a cámara lenta.

Pero aún así, no cambio el poder ver todo lo que ocurre en el terreno de juego por la imagen sesgada de la televisión, por muchas cámaras que haya. Me gusta ver desde arriba como se colocan los equipos, como Cristiano Ronaldo se mueve por todo el campo, como Gago se mete entre los centrales para ayudarles en la presión (en la tele sólo vería los pases que perdió), como hasta tres jugadores rodean a Borja Valero cuando tiene el balón, el buen trabajo de Van der Vaart (el poco tiempo que estuvo en el campo) en la construcción del juego...

Lo que sí pudo ver todo el mundo es el buen momento de Higuain, que a Kaká se le sigue esperando, que Xabi Alonso falla más pases de los que debería, que Marcelo sigue creciendo, que no se echó de menos a Sergio Ramos o las ganas de Cristiano por hacer goles (fue corriendo a por un balón que se había ido fuera de banda en el minuto 85 con el partido decidido). Porque el Real Madrid sigue a lo suyo: ganar partidos sea como sea para dar caza al Barça. Vale que no juega igual de bonito que los blaugrana, pero ayer, al Mallorca, equipo revelación de esta campaña, no se le vio. Y algo de mérito tendrá el equipo de Pellegrini, digo yo. Sin Pepe, sin Lass, con Kaká recién vuelto de una lesión, con la baja de Van der Vaart a los pocos minutos, pero aún así el Madrid cumplió con creces.

Lo que siempre sigue igual en el Bernabéu, da igual el tiempo que pase, es su público. De acuerdo que ayer, por la nevada que cayó, no era el día más propicio para que el coliseo blanco fuera una olla a presión, pero me da la sensación de que la afición del Madrid sigue siendo demasiado silenciosa. Creo que fue Robinho el que declaró, estando ya en Manchester, que la afición del Bernabéu parecía que iba al teatro en vez de ir a disfrutar de un partido de fútbol. Si no fuera por los Ultras Sur (que cada vez son menos), no se sabría lo que está pasando en el partido. La gente sólo reacciona a algunos estímulos muy concretos: un gol, alguna falta o fuera de juego dudoso, los cambios (sobre todo si el que va a salir es Guti) y poco más. De hecho, incluso hubo ratos que sólo se oía a la afición de Mallorca, y eso que no debían de ser más de unos pocos cientos.

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